Everyldo Gonzalez

Por: Everildo Gonzalez Alvarez

 

La campaña para ocupar el máximo puesto político del municipio había llegado a su fin, Cleofas resultó triunfador gracias a las buenas promesas que había hecho y, la gran ventaja sobre los demás candidatos lo posicionaba bien. Su imagen estaba por los cielos, Luchita su secretaria particular tenía bien anotado todos los compromisos adquiridos que, según lo mencionó, llevaría a cabo en los primeros meses de su gobierno.


Ya como presidente del municipio las cosas no fueron como lo había prometido, el azadón empezó a hacer su trabajo de todo para acá, los presupuestos de obras ya fueran del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado o ya de dotación de servicios como asfaltado o pavimentación de calles, fueron constantemente inflados en más del doble de su costo y la calidad de ,os materiales usados no era l contemplada en el presupuesto, otros ingresos municipales se usó la práctica denominada toma lo que quieras que consistía en aventar el dinero hacia arriba y entonces decía que el pueblo y Dios tomaran lo que quisieran y lo demás era para él.


Además los funcionarios seguían su ejemplo ya fuera el director de obras que si ya había remodelado la casa de sus papás o bien construyendo una para su hijo y claro que usando materiales comprados con dinero del pueblo, los camiones de la dirección de Obras llegaban al terreno donde se construía la casa con materiales pagados por el municipio o como el oficial mayor que enviaba a su gente con la misión de que ese día debían entregar para él una cantidad de dinero y así aquello se convirtió en un desorden o bien como en Ecología y Medio Ambiente que en compras de arbolitos o plantas de ornato triplicaban el costo o bien cobrando por autorizar la tumba de árboles y más……


Ya transcurridos siete meses, Luchita le recordó al presidente sus promesas de campaña, mire jefecito- le dijo un día que por fin se atrevió a mencionarle- usted se comprometió a muchas cosas que no ha hecho y la gente ya murmura, se les hace extraño que solo atienda lo del SAPA y algunas pocas obras y ya, considero que es tiempo de que haga algo, está bien- dijo Cleofas en tono enfadado- el lunes tu y yo vamos a recorrer el municipio y vemos las actuales necesidades, las de campaña olvídate de ellas.


El mentado lunes llegó y el presidente y su aun secretaria particular iniciaron el recorrido, primero fueron a una de las colonias más pobres y ahí las solicitudes de los vecinos fueron muchas, que si drenaje, luz, asfaltado o empedrado de calles porque éstas ya son lodazales, que si un parque y más, anótale Luchita- indicó el presidente en tono enérgico- y continuó su recorrido por otras más colonias. En una de éstas, principalmente las mamás, le solicitaron fuera a una de las escuelas para que viera las condiciones en que sus hijos recibían las clases. Ya cuando entró al centro de estudios una maestra le solicitó corregir las cuarteaduras de varias paredes, techar aunque fuera con láminas un salón y otro volver a techar con material ya que en temporada de lluvias los alumnos en vez de poner atención tienen que ir a colocar cubetas en las goteras y luego a ir a tirar el agua, comprar pizarrones y poner una línea telefónica, corregir en un salón el piso que se hundió sabrá Dios porqué y muchas más, anótale Luchita- ordenó el primer munícipe a su secretaria- . Ya de ahí se fue a tomar un refresco porque se sentía cansado…,


Un rato después continuó su recorrido, ahora fueron a unas tierras agrícolas en donde sus propietarios le solicitaron maquinaria propia para barbechar la tierra a fin de no quemarlas después de las cosechas ya que le argumentaron, que dichas tierras se estaban erosionando, anótale Luchita- dijo en un tono no tan enérgico- , acto seguido subieron a la camioneta y se dirigieron rumbo a la cárcel municipal.


En dicho centro de readaptación, algunos presos solicitaron varias cosas: que si camas nuevas, pintar las celdas y cambiar piso, arreglar en forma total los baños, construir una cancha de basquetbol y una de tenis, mesas y sillas nuevas para el comedor, utensilios de cocina y equipo necesario , un gimnasio entre otras más, anótale Luchita- ordenó con tono enérgico el señor presidente a su secretaria- un poco después se retiraron a la oficina de donde luego él se fue a su casa indicándole a su secretaria que el lunes revisarían todo para el palomeo correspondiente.


El mentado lunes llegó y ya como a las once de la mañana, presidente y secretaria, en la sala de Cabildo, dieron inicio a revisar las peticiones recibidas, Muy bien, empecemos – habló Cleofas, mientras daba un sorbo a su aromático café- en las colonias – habló la secretaria- las peticiones fueron, párale mi estimada Luchita, vamos a hacer algunas cosas pero en unos pocos meses, mientras que hagan un proyecto; en la escuela- continuó la secretaria- espérate mi secre, ahí nada haremos, continúa. Bueno, en las tierras agrícolas, no mi jovencita- dijo el presidente- nada podemos hacer, no hay dinero para maquinaria y mientras que sigan quemando las tierras. Mire jefe- habló Luchita la secretaria- en la cárcel fueron muchas las peticiones pero creo que nada urge, nada de eso m i estimada- rugió el primer munícipe- ahí que todo se haga y pronto. Como exclamó la confusa secretaria, en la escuela nada se va a hacer y en la cárcel todo ¿ cómo está eso ?, despejaré tu duda e inquietud mi querida Luchita- con tono suave le habló Cleofas- tu y yo ya estamos grandes , ya no vamos a entrar a la escuela, pero a la cárcel…..

 

 

 

 

 

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